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Curiosidades y secretos de la Santería Yoruba

La Santería Yoruba es una religión, pero sobre todo, es un complejo sistema de prácticas mágicas, una filosofía y una forma de vida. Un rasgo fundamental de la cultura cubana.

Los españoles que observaron por primera vez sus rituales en el siglo XVI la definieron con desdén como santería. Sin comprender su esencia, lo consideraron una veneración primitiva y excesiva de los santos católicos. Los barcos de esclavos la habían llevado al Nuevo Mundo. Un flujo continuo a lo largo de la ruta del Atlántico que desde mediados del siglo XVI había comenzado a poblar las plantaciones de esclavos africanos. Vinieron principalmente del territorio Yoruba, entre Nigeria y Benin. Al llegar a las colonias, los recién llegados trajeron consigo los ritos de sus orígenes. Las mismas creencias que en las décadas siguientes, mezclándose con el cristianismo, habría dado a luz la santería cubana, el vudú haitiano y, en Brasil, el candomblé y la macumba.

Obligados a ser bautizados y abrazar la religión católica, los esclavos africanos superpusieron sus propios dioses y santos católicos. Creando una especie de catolicismo politeísta. Por esta razón, aún hoy, muchos cubanos no encuentran ninguna contradicción en asistir a misa y a un rito de iniciación. Como ellos mismos afirman: “Cada divinidad contiene dentro de sí el principio del bien y del mal”.

Los Orishas de la santería son una representación genérica de las fuerzas naturales. Adoptan características antropomórficas ideales, cada una de las cuales es un símbolo de las cualidades y defectos humanos. El panteón Yoruba presenta una deidad creativa y numerosos Orishas. Todos tienen un poder particular: fuerza, coraje y reproducción.

Entre ellos se encuentra Oggùn, la deidad del hierro y los metales, que pronto se asemeja a San Pedro. Babalù Aye, es una divinidad ligada a los enfermos y las enfermedades, se superpone con San Lazzaro. Changò, deidad del fuego y el relámpago, danza y guerra, se convierte en Santa Bárbara. Elegguà es el símbolo de los contrarios y protector de los viajeros, se relaciona con San Antonio de Padua.

Los Orisha tienen características humanas, por eso son queridos y venerados con tanta fuerza. La veneración pasa por momentos de trance y estados alterados de conciencia. Un momento fundamental del ritual es el de la posesión, en el que la divinidad evocada entra en el cuerpo de los fieles. Uno de los pocos momentos en los que se evidencia la fuerte correspondencia entre los elementos naturales. Se experimenta la pérdida del conocimiento, el aumento de los latidos del corazón y la sudoración. Es un completo éxtasis y para alcanzarlo es necesario tener una profunda devoción.

Las religiones que provienen de África, a diferencia de las de derivación indígena, durante los ritos no implican el uso de drogas. Todo está justificado por la fe del creyente. Por otro lado, no suele faltar el tabaco y el ron. Pero esto es sólo una forma más de sincretismo, la adaptación de estas prácticas religiosas al territorio y la sociedad. Una modernización. La misma razón por la que Oggùn, divinidad del hierro, con el tiempo se ha convertido en el protector de los ferroviarios y policías.

En estas religiones no existe una estructura jerárquica reconocida unánimemente. El sacerdote principal de la santería es el babalawo. Y con él hay una serie de ayudantes que permiten el desarrollo del culto. También están los iniciados, que primero deben pasar por un rito de iniciación.

Después de una muerte ritual, sigue un período de tiempo en el que uno se convierte en “nada”. Es en esta fase donde se aprenden los rituales complejos, los cantos, pero también la forma de caer en trance y ofrecer sacrificios a las divinidades. Cuando regrese “a la vida”, su apariencia física también puede cambiar. Un renacimiento que los creyentes suelen mostrar al afeitarse el cabello.

Las celebraciones tienen lugar en honor al Orisha. Tienen lugar con motivo de nuevas iniciaciones y según el calendario ritual. Y aquí hay otros sincretismos y correspondencias con el mundo católico. Lemanja es una divinidad celebrada en Candomblé a la que Yemayà corresponde en Santería, es la protectora del mar y la madre de todos los Orisha que se solapa con la Virgen María.

Los tambores y los bailes están presentes en todos los rituales. La percusión juega un papel tan central que incluso se reconoce como un papel divino. Sin estas herramientas, las deidades no pueden ser evocadas.

Los sacrificios rituales merecen una discusión aparte. Los Orisha son homenajeados con ofertas continuas: casi siempre con hierbas y verduras, elementos que representan el fuerte vínculo con la naturaleza. No obstante, a veces las deidades se alimentan de sangre animal. La sangre simboliza relación y comunicación. Por esto, la santería es considerada como primitiva y cruel, en algunas zonas de América del Sur.